CUANDO NOS VAMOS
Todos tenemos profundos momentos de
dolor,
bajamos a las profundidades de la
soledad.
Las llamas de un infierno calman nuestro
ser,
ni el llanto, ni el lamento amengua
nuestro dolor.
Dios santo perdónanos, suplicamos,
creemos que es castigo divino,
mas todo es la cruda realidad de vivir
de rodillas, despedimos a nuestros seres
queridos.
Todas éstas experiencias nos preparan,
Debemos entender el sino que nos espera,
terca humanidad que jamás vislumbra el
devenir,
las ansias de poder y el dinero, consume
tiempo de vida.
Camina lento y seguro, aconsejarán
nada, nada compensará esos vacíos;
nacimos llorando, lloraremos en cada despedida
bedito el llanto que es pleitesía a
vivir.
Siempre la esperanza nos conformará,
la medida del dolor no existe para
nadie,
cuanto él nos ayuda a construir ese ito
y así nuestras vidas no son indiferentes, al retirarnos.
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