martes, 24 de junio de 2014

CUANDO NOS VAMOS



Todos tenemos profundos momentos de dolor,
bajamos a las profundidades de la soledad.
Las llamas de un infierno calman nuestro ser,
ni el llanto, ni el lamento amengua nuestro dolor.

Dios santo perdónanos, suplicamos,
creemos que es castigo divino,
mas todo es la cruda realidad de vivir
de rodillas, despedimos a nuestros seres queridos.

Todas éstas experiencias nos preparan,
Debemos entender el sino que nos espera,
terca humanidad que jamás vislumbra el devenir,
las ansias de poder y el dinero, consume tiempo de vida.

Camina lento y seguro, aconsejarán
nada, nada compensará esos vacíos;
nacimos llorando, lloraremos en cada despedida
bedito el llanto que es pleitesía a vivir.

Siempre la esperanza nos conformará,
la medida del dolor no existe para nadie,
cuanto él nos ayuda a construir ese ito

y así nuestras vidas  no son indiferentes, al retirarnos.

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