EL PASTOR
Retumbaban los truenos
los inmensos cerros llenos de vegetación
recibían las torrentosas lluvias
las aguas caídas del cielo corrían caudalosas.
Así mis pensamientos fueron hacia ti
llegando a alegrar mi soledad
sentí tu risa y tu calor
los relámpagos y truenos se convirtieron en compañía
comencé a entonar con mi silbido tu canción preferida
paloma blanca, piquito de oro.
Se calmó la lluvia, los vientos fuertes llegaron
cobijado bajo inmensa piedra, me sentía feliz
ya , llegaba la hora de verte
aunque el camino largo era
las ovejas caminar lento tenían.
Ansias de tu calor tenia
en esta inmensidad de llanura y verdor
en esa soledad tan inmensa y profunda
aprendí a quererte vida mía
te prometo al llegar no callar, mi corazón.
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