Pregunté al sol
pregunté a la luna
pregunté a las estrellas
pregunté al universo.
Nadie, nadie tuvo una respuesta
soledad crecía y crecía
día a día continué así
me dirigí al supremo Dios.
Humilde y respetuoso, pregunté
señor, señor, dónde está ella,
bondadoso el señor me bendijo,
dijo: hijo tu pena no tiene remedio.
Todos en el mundo son libres
escogiste tu pareja, amor diste
la infamia de una traición
castigada con dolor será eternamente.
Tu dolor tendrá fin
felicidad volverás a tener
pero ella castigada será
infeliz eternamente vivirá
perdónala, perdónala, Señor
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