lunes, 28 de septiembre de 2009

Desilución Andina


Las aguas cristalinas, corrían cantarinas
por el lecho de nuestro río
mirándolo mi espíritu,
alegre estaba.
Y te vi, te vi,
sonriendo mirando
las aguas que corrían
nos amamos
allí, allí, nomás
día a día la felicidad
en mi pecho no cabía,
en las faldas
de nuestra cordillera,
imaginamos la vida
eterna para los dos.
Más un día
te viniste a Lima, la capital
vine a verte un día,
reina del folklore eras,
brillantes tus trajes lucían,
ya para que,
si pasaste cerquita
y tu mirada se cruzó con la mía,
hay que triste, que triste
la vida mía;
sin ti, sin tu amor,
aquí estoy, acostado
en la cordillera mía,
soñando como ayer
solo, solo;
con la pacha mama mía.

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